Juventud del Edomex padece de ansiedad y depresión

La ansiedad ya no es un fantasma exclusivo de los adolescentes ni de los adultos atrapados en la prisa de la vida moderna.

En el Estado de México, los registros oficiales muestran un hallazgo que estremece: también los bebés, apenas aprendiendo a balbucear, y los pequeños de preescolar o apenas iniciando su educación primaria, ya cargan con el peso invisible de este trastorno.

Entre uno y siete años de edad, pequeños que deberían habitar un mundo de juegos y descubrimientos han aparecido en las estadísticas con diagnósticos de ansiedad, demuestran datos del Instituto Mexiquense de Salud Mental y Adicciones (Imsama).

En Ixtapaluca, dos casos quedaron asentados en los reportes médicos; a ellos se suman otros cuatro, uno en Naucalpan, uno en Nezahualcóyotl, otro en Nicolás Romero y uno más en Valle de Bravo.

Seis infancias diminutas, que todavía aprenden a dormir sin miedo a la oscuridad, que aún necesitan de los brazos de sus padres para enfrentar el mundo, ya aparecen en expedientes clínicos como pacientes de ansiedad.

El Observatorio Mexiquense de Salud Mental y Adicciones, a cargo del Imsama (dependiente de la Secretaría de Salud del Estado de México), indica que trastornos como la ansiedad y la depresión se ubican entre los principales motivos de atención en niñas, niños y adolescentes, con cifras similares a las que se registran a nivel nacional.

Con base en los registros de demanda de tratamiento en los Centros Comunitarios de Salud Mental y Adicciones (Cecosama), durante el primer semestre de 2025 se contabilizaron 2 mil 443 atenciones relacionadas con trastornos como ansiedad, depresión y otros.

De este total, que contempla a mexiquenses de entre un año y más de 46 años, se precisa que el grupo de edad con mayor número de atenciones es el de 12 a 17 años, con 55.3 por ciento de los servicios.

Se detalla que solo en este grupo de edad, de enero a junio de 2025, se brindaron alrededor de mil 350 atenciones relacionadas con ansiedad, depresión y otros trastornos, lo que equivale a un promedio de siete consultas diarias para adolescentes en este rango.

Con 18.5 por ciento del total de atenciones relacionadas con salud mental se ubica el grupo de 18 a 29 años, con 452 servicios, es decir, 2.5 diarios. En el sector de 8 a 11 años se atendió a 28 niñas, niños y adolescentes.

En el caso de la ansiedad, los registros indican que es el trastorno más frecuente en este grupo de edad, con 278 pacientes, lo que representa 11.4 por ciento. El mayor número de atenciones se concentra en el grupo de 12 a 17 años.

La segunda condición más reportada es la depresión, con 274 pacientes (11.2 por ciento); le sigue ansiedad y depresión, con 231 pacientes (9.5 por ciento). En otras variantes se contabilizan 316 atenciones, equivalentes al 12.9 por ciento.

En el grupo de uno a siete años se brindó atención a dos pacientes en Ixtapaluca y, con un caso respectivamente, en los municipios de Naucalpan, Nezahualcóyotl, Nicolás Romero y Valle de Bravo.

En el grupo de 8 a 11 años, Ecatepec concentra la mayor cantidad de atenciones, con 13; le siguen Ixtapaluca, 9; Nezahualcóyotl, 7; La Paz, 5; Naucalpan, 3; y con un caso cada uno, Nicolás Romero, Tejupilco, Temoaya, Teoloyucan, Tlalmanalco y Tlalnepantla.

Para el rango de 12 a 17 años, Ecatepec también lidera con 162 servicios, seguido de Nezahualcóyotl (157), Naucalpan (119), Chimalhuacán (86), Ixtapaluca (79) y Toluca (76).

Al cierre del segundo trimestre de 2025, el mayor número de atenciones se otorgó a hombres (54.2 por ciento), frente a 45.8 por ciento a mujeres.

La depresión es un trastorno mental caracterizado por tristeza persistente, falta de interés en actividades placenteras, alteraciones del sueño y apetito, además de cansancio y falta de concentración. Se ha identificado que las mujeres tienen el doble de probabilidad de presentar depresión que los hombres.

La ansiedad infantil puede manifestarse de diversas formas y afectar distintas áreas de la vida del niño, incluyendo su salud mental, rendimiento académico y relaciones sociales.

Los trastornos de ansiedad son la condición psiquiátrica de mayor prevalencia en niños y adolescentes. Estudios epidemiológicos señalan que entre 6 y 20 por ciento presenta alguno de estos trastornos.

De manera general, la ansiedad y la depresión suelen ser subdiagnosticadas, dada la tendencia a considerarlas parte del temperamento infantil.

Esta es la principal razón por la que también son subtratadas, se indica en el Boletín Médico e Informativo del Instituto Nacional de Rehabilitación.

Estos datos estatales coinciden con el escenario nacional reflejado en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). La Ensanut Continua 2023 incluyó la medición de sintomatología depresiva en adolescentes de 10 a 19 años.

La depresión y su sintomatología (que incluye tristeza, ansiedad, falta de energía y trastornos del sueño) afectan negativamente la vida de adolescentes y adultos, así como la de sus hijas, hijos y familias.

Para medir la sintomatología depresiva se utilizó la Escala de Depresión del Centro de Estudios Epidemiológicos (CESD), una versión abreviada de siete reactivos que evalúa la frecuencia con la que adolescentes y adultos experimentaron síntomas de depresión en la última semana.

Este tipo de evaluaciones han sido validadas en adolescentes de China, Estados Unidos, Canadá y Taiwán, confirmándose como una herramienta adecuada para este fin.

En México, de manera provisional, se usó un punto de corte de nueve puntos para identificar sintomatología depresiva moderada o severa en adultos de 20 a 59 años, y de cinco puntos para adultos de 60 años y más.

Los problemas de sueño son los más frecuentes entre adolescentes: 7.3 por ciento declaró que los padeció un número considerable de veces y 20.3 por ciento, todo el tiempo o la mayor parte del tiempo. Este fenómeno afecta el desarrollo, perjudica el desempeño escolar y conlleva altos niveles de estrés.

Para estos datos se consideró al grupo de 10 a 19 años, solo con representatividad nacional. A partir de 2024, la encuesta contará con información desagregada por entidad federativa, conforme las 32 se sumen al levantamiento, como ya ocurre en Guanajuato, Nuevo León, Sinaloa y Sonora.

“La salud mental es la base del bienestar general de la persona; de ella dependen varias capacidades como pensar, sentir, aprender, manejar emociones, establecer relaciones sociales y contribuir al bienestar”, se señala.

En lo referente a los daños a la salud emocional por eventos violentos, se detalla que 2.3 por ciento de la población adolescente reportó haberlos experimentado en los últimos 12 meses. La mayor frecuencia se registró en hombres de 16 a 19 años (3.6 por ciento).

Principalmente se reportaron golpes, patadas y puñetazos (73 por ciento de los casos), así como agresiones verbales (25.1 por ciento). Los motivos principales fueron robo o asalto en la vía pública, con 37.5 y 52.5 por ciento respectivamente.

El 4.4 por ciento de la población adolescente reportó haberse hecho daño alguna vez en la vida con el fin de quitarse la vida, con mayor incidencia en mujeres (7.7 por ciento), frente a 1.2 por ciento en hombres.

Al preguntar si el intento suicida ocurrió en los últimos 12 meses, destaca que 50.2 por ciento del total lo realizó en el último año.

Entre los adolescentes de 10 a 19 años con intento suicida, las niñas y mujeres triplican la cifra de los varones: el promedio general es de 6.5 por ciento, pero desglosado por sexo, la población masculina se ubica en 3 y la femenina en 10.1.

El número de personas que no hablan lengua indígena es seis veces mayor que el de quienes sí la hablan: 6.8 frente a 0.2 por ciento.

Por área de residencia, la incidencia es mayor en zonas urbanas (8.9 por ciento), mientras que en áreas rurales baja a 3.5.

Entre las tareas preventivas destacan las de los Centros de Integración Juvenil, con un programa específico sustentado en evidencia científica, normatividad vigente, estándares de calidad y mejores prácticas en salud mental y adicciones.

La participación ciudadana es un eje transversal del programa y se consolida mediante la vinculación interinstitucional y la reconstrucción del tejido social, promoviendo estilos de vida, vínculos y ambientes saludables y sustentables.

El objetivo es fomentar el desarrollo saludable desde etapas tempranas, mediante el fortalecimiento de competencias socioemocionales, para prevenir el consumo de sustancias psicoactivas y otros riesgos psicosociales.

Las acciones se implementan de acuerdo con las características y necesidades de la población. Se realizan en escuelas, centros laborales, unidades de salud y otros espacios comunitarios o virtuales, con grupos poblacionales desde los 3 hasta los 11 años de edad, y durante todo el ciclo vital, focalizando en los grupos prioritarios de 12 a 17 y 18 a 29 años, debido a su confluencia con la edad de inicio del consumo de sustancias psicoactivas.

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