Algunos construyeron mausoleos o palacios para honrar la memoria de sus esposas, pero Pedro Martín Ureta decidió plantar un bosque con forma de guitarra como muestra de amor a su mujer Graciela, quien murió a causa de un sorpresivo aneurisma en 1977.
En ese momento, Pedro decidió recordar a su esposa plantando árboles en el corazón de Córdoba, a solo 20 kilómetros de General Levalle, Argentina, un lugar al que llamó «La estancia la guitarra».
A nivel de suelo es imposible observar la forma de guitarra de bosque, incluso el propio Pedro nunca pudo apreciarlo desde el aire pues, confesó, le tenía miedo a volar.
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